martes, 23 de diciembre de 2008

35º. BALAZO.

Ha pasado mucho tiempo. Hace unos días tuve una de esas llamadas telefónicas inesperadas. La vida, como dice la canción, te lleva por caminos raros, y ahora que estamos en Navidad, tengo ganas de verano. Nunca he tenido las cosas del todo claras.Me escribió una buena amiga para que escribiese algo acerca de estos días navideños. Hacía mucho que no sabía nada de ella. Recuerdo que hace años volar era una palabra anclada a su nombre. No sabía separar el verbo de ella. Ni quería hacerlo. Después cambié para peor y ella siguió hacia el cielo.Un momento siempre es poco tiempo. Si es para bien lamentamos que solo sea un instante, si es para mal agradecemos que sea solo un momento. Siempre es poco tiempo. Pero quiero eso, un momento.Mientras llega, tengo que decir que esta noche empiezan oficialmente las navidades y que espero que ellas me traigan ese momento.Ha pasado mucho tiempo desde que aprendí a enredar mis dedos entre los tuyos, desde que chuté con todas mis fuerzas aquel penalti en Donosti, desde que Málaga se convirtió en un refugio. Ha pasado mucho tiempo desde Añora hasta Cáceres, desde que dejé mi primer beso en tus labios de papel, desde que descuidé aquel arbolito que juré que nunca me olvidaría de regar. Ha pasado mucho tiempo pero aún me quedan las gotas de lluvia en el cristal, las miradas furtivas a la luz de una farola, los viajes sin salir de la habitación. Me quedan todavía ganas de celebrar las navidades y tantos cumpleaños como pueda. Me queda fe en algún Dios particular, ése que juega con títeres y recorre los pueblos de banda en banda; ése que anda cansado de tantas estupideces.

Hablando un poco de todo en un café de Madrid, a ella se le escaparon dos sonrisas de los ojos, y él las retuvo en sus labios. Luego hablaron sin escucharse, sabiendo ella todo lo que él tenía que decir, conociendo él todas las frases que ella decía. Se bebieron. A tragos, casi ahogándose. Se bebieron a un ritmo desenfrenado y acabaron la noche en un hotel. Se desnudaron, se quitaron las dudas y la ropa y huyeron con el amor cuerpo adentro.Lo peor fue descubrir, a la mañana siguiente, que no eran quienes creyeron. Quizás fuese mejor escuchar que imaginar al otro. De aquella noche queda la cicatriz de la suerte y el recuerdo de algo que nunca sucedió. La vida tiene estas cosas.

Nos han invitado a una fiesta esta mañana, y escribo esto con la duda de qué clase de fiesta será, de como nos irá al bueno de mi hermano y a mí, que no acostumbramos a ir a este tipo de eventos. Me refiero a ese tipo de celebraciones donde todo el mundo hace como que se conoce. A mí esto siempre me ha parecido ridículo. Si no nos conocemos, podemos tener conversaciones mejores o peores, congeniar mejor o peor; pero si fingimos conocernos es un desastre, porque las conversaciones acabarán por ser monótonas y aburridas, y trataremos los dos de quedar bien.

Verás como al final, pese al frío, acabo por salir de casa para comprar algo de vino. Verás como al final cruzaré la calle, pasará el invierno, me volveré más callado y tú más desconfiada. Verás como al final subirá la marea, el sol reventará tu espejo y la lluvia mi guitarra. Verás como al final no nos sirven de nada los años, ni las prisas, ni las pausas. No nos valdrán las canciones sin la luna de Santiago y sin salitre. Verás como al final...