miércoles, 6 de agosto de 2008

23º. BALAZO.

Anoche, ya en Madrid, me reencontré con los tártaros. La casa sigue patas arriba. Por lo visto el parquet tiene que estar un par de días a solas. Debe tratarse de un parquet bastante filosófico para necesitar ese tiempo libre de cargas, muebles y pisadas sobre él; o uno con principios.
He vuelto de Castejón con una sensación extraña en el pecho. No me ocurría esto desde hace algún tiempo, pero por suerte, y como dice la canción, se pasa en unos días ese dolor que ahoga cuando intentas coger demasiado aire.
De allí quedan las fotos, los recuerdos y algún que otro souvenir sobre vinos del somontano, que mi buena amiga me regaló en un gesto entre simpático y cómplice. Gracias. Lo que no sé con claridad es que quedará cuando se me pase el dolor, cuando los recuerdos pierdan fuerza y dejen de oprimirme el pecho. Ya veremos. Creo que me quedará mi amiga y un lugar donde quizás pueda volver.



El verano está siendo movidito. Tras un par de expediciones al sur y el gran viaje a Castejón de Sos, parece ser que voy a volver a movilizarme. Unos días para desconectar es lo que se me viene encima y no sé si es lo que quiero. O lo que necesito. Llevo unas horas pensando que lo que necesito es conectar más. Pero de esto, como de casi todo, tampoco estoy seguro. Lo que si parece un hecho es que en un par de días estaré de nuevo mojando los pies en el mar del sur. Y la mitad de Agosto se habrá ido dejando una factura cara, como el Orient Express.



Uno desconoce por completo a la mayoría de los que le leen, pero espera que ciertas personas si le lean, y se sonrían con lo que ven, o sientan algo, o esperen (malditas expectativas) algo de uno en algún balazo.
Así que, un poco como Neruda, escribo para todos pero te hablo solo a ti, y te recuerdo como eras en el último verano, siendo la boina gris y el corazón en calma. Apegada a mis brazos como una enredadera, los bancos recogiendo tu voz. Algo así. Esperaré al cartero. Aunque lo haré sentado.



"Te prometo que lo intento pero hay cosas que no se me dan bien", dice Pablo Ager en una canción. He decidido sacarla de mi cabeza, porque en estos tiempos no la necesito dentro y resume demasiado bien el miedo a todo lo que no sabes como afrontar, como encarar. Particularmente, no se me da bien estar parado, ni esperar que las cosas vayan sucediendo. De cualquier modo y aunque se me ocurre como remedio anticipar las cosas, hay veces que es mejor así, que tiene que llover en el canal, y que la corriente enseñe el camino hacia el mar.
No se me da bien llorar, ni elegir la fruta. Estoy aprendiendo a dar abrazos y a no ser tan expresivo. A callar cuando me toca. Soy muy torpe arreglando enchufes y compro comida precocinada. Tiendo a recordar con cariño, a olvidarme de lo malo. Suelo recordar lo malo después, aunque estoy trabajando en la memoria. Procuro recordarlo todo. Tiendo a divagar, a hacer teorías que cambian de bando a partir de la quinta copa. Si quisiera podría, y aunque tú me lo pidas, prometo no cambiar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Filósofo no, realista si. El suelo sabe lo que se le avecina y necestia asimilarlo... Quizá como todos, cuando se recibe una carta inesperada, cuando vuelves de unos días de ensueño y la realidad es más dura, cuando te cansas de esperar a que pase lo que nunca pasará... Todos necesitamos reflexionar, auqnue no sepamos lo que nos deparará el destino, como al nuevo parquet, porque si lo supieramos, más de uno se pensaba en tomarse no unos días, sino unos meses de relax.
Bonitos textos los que escribes, da gusto parar un ratillo para leer tus andanzas.